El Camino de Levante discurre en el límite geográfico de las comarcas de la Tierra del Pan y la Tierra del Vino. Es la ruta seguida por los peregrinos procedentes del Este peninsular o de los Valles del Duero y Guareña, que llegan a la histórica urbe de Toro, para enlazar con la Vía de la Plata en la ciudad de Zamora.
Su trazado viene a coincidir con la actual Carretera Nacional 122. Un trazado que en buena parte se remonta a la época romana, cuando las dos ciudades del Duero estaban comunicadas a través de la calzada Mérida-Zaragoza.
Ingresa en la provincia de Zamora por Morales de Toro para continuar, en medio de un sin fin de viñedos, hasta Toro, la ciudad de doña Elvira del Romancero, famosa desde tiempos inmemoriales por su incomparable vino, que bien merece parada y fonda para disfrutar de sus monumentos y excelentes viandas.
Los viñedos dan paso a un paisaje de encinares y pinares que siguiendo los meandros del Duero conduce a Fresno de la Ribera. Desde este lugar, una interminable recta, la de Coreses, dirige al peregrino a la ciudad de Zamora.